El sector asegurador mexicano desembolsó 276 millones de pesos en el primer semestre de 2025 por daños provocados por microsismos y movimientos telúricos que, aunque no alcanzan niveles catastróficos, sí activan las pólizas contratadas por hogares y empresas. La directora general de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros, Norma Alicia Rosas, destacó que estas cifras evidencian la necesidad de incrementar la cultura de aseguramiento en el país. Solo el 26 % de las viviendas mexicanas cuentan con cobertura contra desastres naturales, lo que revela una significativa oportunidad de crecimiento para la industria.
Además, la experiencia histórica muestra que de 1985 a la fecha, México ha registrado 23 sismos de magnitud igual o superior a 7 grados en la escala de Richter, nueve de ellos ocurridos en septiembre. Las entidades más afectadas, como Chiapas, Guerrero y Oaxaca, han logrado mantener el mejor porcentaje de aseguramiento de viviendas en el país, lo que demuestra una correlación entre riesgo percibido y contratación de seguros.
Cobertura y desafíos del seguro ante riesgos emergentes
Del mismo modo, la directora de AMIS enfatizó la importancia de asegurar carreteras, hospitales y escuelas, así como bienes privados, ante fenómenos que pueden generar daños estructurales, fracturas o rotura de cristales. Asimismo, el caso reciente de la explosión de una pipa en Iztapalapa evidenció que las aseguradoras solo podrán iniciar indemnizaciones tras determinar la responsabilidad civil de la empresa transportista. Las pólizas contratadas por Transportadora Silza ya están activadas, lo que permitirá cubrir daños una vez definida la responsabilidad.
En consecuencia, el sector asegurador refuerza su rol como garante de estabilidad económica, demostrando que la preparación y el aseguramiento son fundamentales para mitigar los efectos de los riesgos naturales.