El incremento en la intensidad de inundaciones y deslizamientos de tierra en Malasia plantea un desafío directo para empresas, comunidades y aseguradoras. La Asociación de Aseguradores Generales de Malasia (PIAM) subrayó en agosto de 2025 la necesidad de que el sector privado eleve su preparación frente a estos eventos, que no solo generan pérdidas humanas y materiales, sino que presionan la estabilidad económica nacional.
Las aseguradoras malayas reportan que el costo por reclamaciones relacionadas con catástrofes naturales ha mantenido una tendencia creciente en los últimos años. En consecuencia, la industria se enfrenta a la obligación de recalibrar sus estrategias de cobertura, reforzar reservas y sensibilizar a los clientes sobre la urgencia de contar con planes de protección adecuados.
PIAM destacó que la penetración de seguros contra riesgos catastróficos aún resulta baja en comparación con otros mercados emergentes de la región. Esta situación abre un margen de exposición que amenaza la recuperación económica posterior a los desastres, al dejar a amplios sectores sin respaldo financiero para reconstrucción e inversión.
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Por otro lado, la asociación enfatizó que las aseguradoras deben continuar innovando en productos adaptados al entorno climático actual. Del mismo modo, insistió en la importancia de fomentar la cultura de prevención y la colaboración público-privada para generar mecanismos de resiliencia más amplios y efectivos.
La industria considera que integrar modelos de gestión de riesgos basados en datos climáticos permitirá anticipar impactos y reducir pérdidas. Con este tipo de herramientas, se busca que el seguro frente a catástrofes se convierta en un eje de estabilidad, más allá de un producto financiero tradicional.
Los registros oficiales muestran que solo en 2023 las pérdidas económicas asociadas a inundaciones en Malasia superaron los 1.000 millones de dólares, lo que dimensiona la urgencia de adoptar medidas de protección más amplias.
