Un reciente ajuste en la legislación mexicana marca un nuevo precedente para las compañías de seguros. A partir de enero de 2026, entrará en vigor una reforma fiscal que redefine el tratamiento contable de las reservas técnicas, lo cual podría alterar de forma significativa su carga tributaria y su flujo operativo.
Este cambio, aprobado en noviembre pasado, obliga a las aseguradoras a reconocer como ingreso acumulable la diferencia entre el saldo contable y fiscal de las reservas técnicas. Se estima que este diferencial, en algunos casos, podría representar montos multimillonarios, acumulados desde hace más de una década. Aunque el nuevo esquema permitirá deducir anualmente lo aportado a las reservas, el ajuste inicial amenaza con generar presiones relevantes sobre la rentabilidad.
Reforma fiscal presiona liquidez y rentabilidad del sector seguros
El efecto inmediato será una carga fiscal extraordinaria para varias compañías, en un momento donde la volatilidad financiera global y los costos crecientes por siniestralidad ya desafían los márgenes del sector. Si bien la deducción progresiva ofrecerá un alivio futuro, el primer impacto contable podría provocar una reducción de capital o ajustes operativos.
Las asociaciones del sector, como la AMIS, han alertado sobre el riesgo de afectar la solvencia de ciertas compañías medianas. Además, advierten que el cambio podría incidir en el diseño de nuevos productos, en los precios de las pólizas e incluso en los requisitos de reaseguro.
El artículo transitorio de la Ley del ISR establece que el ingreso acumulable se podrá distribuir hasta en diez ejercicios fiscales, lo que ofrece cierta flexibilidad. Sin embargo, al tratarse de un ingreso ficticio y no de flujo real, este impacto puede comprometer la estrategia financiera de corto plazo de varias aseguradoras.
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