El incremento en la siniestralidad vehicular ha cambiado la manera en que se gestionan las reclamaciones de autos en México. Cada vez más unidades terminan declaradas como pérdida total, una tendencia que refleja tanto el encarecimiento de las reparaciones como la complejidad del mercado automotriz actual.
En los últimos meses, aseguradoras y talleres han enfrentado un alza significativa en los costos de refacciones y mano de obra. Esto ha provocado que reparar un vehículo después de un accidente resulte, en muchos casos, más caro que indemnizar al asegurado por el valor del coche. Además, la falta de disponibilidad de piezas importadas prolonga los tiempos de reparación, lo que también influye en la decisión de catalogar como pérdida total.
Factores detrás de la pérdida total de autos
Uno de los principales detonantes es el alza de precios en autopartes importadas, que en algunos modelos representa incrementos de hasta 30 % frente al año pasado. Asimismo, la inflación acumulada ha presionado a los talleres, elevando los costos de servicio y refacciones. En consecuencia, muchas aseguradoras consideran que el umbral económico para declarar pérdida total se alcanza con mayor rapidez.
Otro elemento determinante es el mercado de autos seminuevos. La revalorización de vehículos usados ha modificado las tablas de indemnización, generando ajustes en los montos que reciben los propietarios.
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Perspectivas para el sector automotriz y asegurador
El aumento de pérdidas totales no solo afecta a los conductores. También obliga a las aseguradoras a revisar estrategias de cobertura y a optimizar la gestión de riesgos.
Por otro lado, el consumidor enfrenta nuevos retos al adquirir un vehículo, ya que el valor de reposición se ha convertido en un factor clave dentro de la decisión de compra.
