La industria del autotransporte de carga en México atraviesa una etapa crítica, no por la falta de demanda, sino por los crecientes costos operativos que amenazan su rentabilidad. Entre los factores que más presionan al sector destaca el aumento en las pólizas de seguro, que ha escalado hasta 60% en los últimos tres años. Las primas más elevadas responden al alza sostenida en siniestralidad, principalmente por robo a unidades, así como al aumento en el valor de los vehículos y refacciones.
Además, el 82% del parque vehicular en circulación depende del diésel, un combustible cuyo precio ha dejado de estar subsidiado y que se mantiene en niveles elevados. Este panorama genera un cóctel de riesgos financieros, donde la estabilidad de las empresas está cada vez más atada a factores externos, especialmente aquellos relacionados con inseguridad y volatilidad energética.
Costos estructurales del autotransporte en México
Por otro lado, la falta de incentivos para renovar flotas y migrar hacia energías más limpias también representa un obstáculo. Las unidades nuevas no solo son más costosas, sino que implican primas de seguro más altas, dada su exposición a delitos y accidentes. A esto se suma la necesidad de invertir en infraestructura logística y capacitación constante, sin que necesariamente exista un retorno inmediato sobre esas inversiones.
La Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) advirtió recientemente que esta combinación de factores podría traducirse en mayores costos logísticos a lo largo de toda la cadena productiva nacional. Esto impactaría no solo a las empresas del ramo, sino también al consumidor final.
