Los desastres naturales se han convertido en una de las principales causas de desplazamiento interno en México. Huracanes, inundaciones, sequías e incendios obligaron a miles de personas a abandonar sus hogares ante la pérdida de viviendas, servicios básicos y condiciones mínimas de seguridad.
Este tipo de desplazamiento suele ser menos visible que otros fenómenos sociales, pero sus efectos son duraderos. Familias completas se reubican de manera temporal o permanente, enfrentando dificultades para acceder a empleo, salud y educación, principalmente en comunidades con alta vulnerabilidad climática.
El impacto no se limita a zonas específicas. Diversas regiones del país han registrado salidas forzadas relacionadas con fenómenos ambientales extremos, reflejando un patrón que se intensifica con el cambio climático y la falta de infraestructura resiliente.
Desplazamiento interno por emergencias climáticas
Durante el último periodo anual, los desastres naturales desplazaron a más de 196 mil personas en territorio nacional. Esta cifra coloca al país entre los más afectados por movilidad forzada asociada a eventos climáticos en la región.
Los estados con mayores afectaciones enfrentaron inundaciones severas y daños estructurales a viviendas. En muchas localidades, la destrucción del entorno productivo impidió el retorno de las familias, prolongando el desplazamiento más allá de la emergencia inicial.
Especialistas señalan que este tipo de movilidad suele carecer de reconocimiento oficial, lo que dificulta el acceso a apoyos y programas de atención.
En noviembre, el reto ya no se limita a la respuesta inmediata. La magnitud del desplazamiento exige políticas públicas enfocadas en prevención, adaptación climática y planes de reconstrucción sostenibles.
Los datos disponibles confirman que los desastres naturales se consolidan como un factor estructural de desplazamiento interno, con consecuencias sociales y económicas de largo plazo.
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