Los repartidores de plataformas digitales se han convertido en una pieza indispensable de la economía urbana mexicana, pero también en una de las más vulnerables. Cada día recorren la ciudad en motocicletas o bicicletas sin contar con seguro social, protección legal o prestaciones mínimas. A pesar de ser parte del ecosistema digital que impulsa el consumo, operan fuera del sistema formal.
En la actualidad, 9 de cada 10 repartidores en México carecen de seguridad social. Este dato, confirmado por la Asociación de Internet MX, evidencia el rezago normativo en la regulación del trabajo en plataformas. Además, los mecanismos de subcontratación y los modelos de economía colaborativa suelen transferir la totalidad de los riesgos a los propios repartidores.
Los riesgos del trabajo sin seguro social
La falta de acceso al seguro social implica que estos trabajadores quedan desprotegidos ante enfermedades, accidentes laborales o incluso la muerte. No tienen acceso a atención médica pública, incapacidades temporales o pensiones. Un testimonio reciente retrata esta problemática: tras un accidente, un repartidor en la Ciudad de México quedó lesionado y sin ingresos, dependiendo exclusivamente del apoyo de su comunidad para sobrevivir.
Del mismo modo, las plataformas tecnológicas evitan considerarlos empleados formales, lo que impide cualquier vínculo laboral directo y reduce sus obligaciones en materia de seguridad. Esto crea un vacío legal que complica la implementación de esquemas obligatorios de protección.
Algunos actores del sector asegurador han propuesto soluciones como pólizas colectivas o seguros temporales. Sin embargo, la cobertura sigue siendo baja y la adopción voluntaria no compensa la ausencia de mecanismos institucionales sólidos.